Por un lado se nos ha ocultado la existencia misma de los gays, por ejemplo no somos mencionados en los libros de historia. Por lo que somos un grupo sin pasado, por ende sin identidad ni experiencia para enfrentarnos eficazmente al futuro.
Los pocos datos que existen nos permiten imaginarnos un mundo de discriminación y estigmatización, que no para muchos ha cambiado. Así, los siguientes fragmentos de periódicos nacionales de los años 50, nos muestran a los homosexuales como delincuentes, en particular como adeptos a la prostitución.
Este ligamen homosexualismo–delincuencia es la causa de acciones policiales como cateos en la calle y redadas en lugares de ambiente, que continúan hasta la actualidad. De las declaraciones del Lic. Édgar González, catedráticos de la Universidad de Costa Rica, sobresale la existencia de fiestas de ambiente, que según dice terminan en orgías. También nos habla de prostitución de jóvenes, aspecto que es ahondado por Manuel J. Guerra, presidente del “Consejo Superior de Defensa Social”, organismo estatal que tenía dentro de sus funciones disminuir la incidencia de los crímenes sexuales, dentro de los cuales tiene un puesto preferente la homosexualidad. Este funcionario dice que un joven prostituto podría cobrar “hasta doscientos colones”, que en la actualidad equivaldrían a ¢56.000, tomando en cuenta que cada ejemplar de La Nación costaba ¢0.25 y ahora cuesta ¢70.
Catedrático de la Universidad denuncia casos de homosexualidad entre estudiantes (Diario Nacional, 15 de setiembre de 1958)
“Personalmente he presenciado el caos de un joven que alquilaba un cuarto destartalado en el que recibía ciertos días de la semana a amiguitos, todos ellos adolescentes y estudiantes de liceos públicos y privados. La reunión la dedicaban en una primera etapa al baile, no sin antes haber cambiado sus vestidos por los de mujer, siguiendo luego una verdadera orgía de prácticas homosexuales. Tengo conocimiento también que hay adultos cuya perversión sexual es ya franca y decididamente patológica, que ofrecen dinero a los adolescentes con tal que se entreguen a prácticas homosexuales. Si me atrevo a afirmar que el homosexualismo está aumentando en el país y su incidencia en las filas de los adolescentes…”
Lic. Édgar González, Catedrático de Psicología de la Universidad de Costa RicaPublicado en Gente10, volumen IV, número 20 (1998)
Declaraciones del Consejo Superior de Defensa Social a propósito de un editorial de La Nación (La Nación, 16 de mayo de 1957)
“Efectivamente, por una minuciosa información recogida y los datos en poder del Consejo Superior de Defensa Social, estoy en posición de poder asegurar que existe en Costa Rica una prostitución de varones perfectamente organizada que extiende sus ramificaciones por todas las capas sociales, aún las más elevadas. Existen centros clandestinos de pervertidos sexuales, en donde se practica el vicio con asocio de mariguana, estupefacientes y alcohol. Existen individuos tipo “alcahuete” que hacen su modus vivendi ofreciendo mozalbetes a los viciados adinerados quienes pagan hasta doscientos colones al proveedor, cuando la mercancía es “fresca”; cuando ésta pasa a ser de segunda mano, los precios van bajando y los jóvenes pasan a segunda o tercera categoría, cotizándose a cien, cincuenta, veinticinco y menos colones a medida que se ofrecen a las capas menos pudientes aunque no menos depravados hasta que terminan estos arrastrándose en los más bajos estratos de la escala social hasta hundirse en los abyectos bajos fondos de la delincuencia general”.
Manuel J. Guerra, presidente del Consejo Superior de Defensa Social
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