viernes, 15 de abril de 2016

Las causas del reconocimiento de las uniones homosexuales



Las causas del reconocimiento de las uniones homosexuales


A propósito de Colombia



"Hombres y mujeres forman parte de la especie humana, la igualdad implica dar trato igual a los que son iguales (…) (A) todo ser humano, por el hecho de serlo, le asiste el derecho fundamental a contraer matrimonio sin ninguna clase de discriminación"

Lo anterior es parte de la sentencia por medio de la cual la Sala Plena de la Corte Constitucional de Colombia determinó que los homosexuales tienen los mismos derechos que los heterosexuales, por lo que podrán contraer matrimonio mediante un contrato civil igual que el establecido entre un hombre y una mujer.

"La propuesta de fallo es una oportunidad perdida para remediar una situación de discriminación secular contra una minoría sexual en Colombia, en términos de dignidad humana, libertad e igualdad para contraer matrimonio en las mismas condiciones que usualmente lo celebran las parejas heterosexuales", señala otro apartado de la sentencia.

Así Colombia, se suma a otros tres países latinoamericanos. Cuidad México aprobó el matrimonio entre parejas del mismo sexo en diciembre de 2009; Argentina hizo lo propio en julio de 2010; Uruguay, en abril de 2013.

Por otro lado, dos países más, Chile y Ecuador, aprobaron normas que reconocen el “Acuerdo de Unión Civil” y la “Unión de Hecho” de parejas del mismo sexo.

¿Qué tienen en común estos países y que los diferencia del resto?

Voy a señalar tres puntos importantes históricos importantes que en términos generales podrían influir en la aprobación de legislación de reconocimiento legal de las uniones homosexuales: el porcentaje de población blanca de población blanca, el proceso de urbanización y el federalismo. Pero hay que “relativizar” estas características con puntos coyunturales como los proyectos políticos y la organización de los grupos homosexuales.


La cantidad de “blancos”


Los países latinoamericanos están compuestos fundamentalmente a partir de una base indígena que fue totalmente eliminada, diezmada o todavía es el componente principal. Sobre esta base indígena, se agrega una forzada migración de afrodescendientes como esclavos. Además descendientes de los conquistadores españoles y las migraciones posteriores de Europa, completan este complejo mosaico de razas y mestizaje.

Aunque los datos sobre el nivel de “blancura” de la población latinoamericana son muy discutibles, algunos estudios dan algunos números sobre este tema.

Dentro de los veintiún países hispanoamericanos, los siete más blancos son Uruguay, Argentina Costa Rica, Puerto Rico, Cuba, Chile, Brasil y Venezuela (aunque técnicamente Puerto Rico es un estado libre asociado de Estados Unidos). De estos siete países, cinco tienen legislación que reconoce a las parejas del mismo sexo.

La situación legal de estos países, contrasta con los siete menos “blancos”: Perú, El Salvador, Panamá, Ecuador, Haití, Paraguay y Honduras, en los cuales esta discusión está en pañales, con la excepción de Ecuador.

En caso de Costa Rica, la “blancura” de la población podría constituir un elemento que ayude a la aprobación de legislación de este tipo, pero hay otras variables por considerar como los cambios políticos, principalmente el declive del bipartidismo y el auge de los partidos confesionales. A pesar de esto, las uniones de hecho entre personas del mismo sexo, ya están reconocidas para efectos del seguro de enfermedad.

Por otro lado, en Ecuador, luego de décadas de golpes de estado, crisis políticas y hegemonía de los conservadores, el gobierno de tendencia izquierdista a cargo de Rafael Correa ha logrado estabilizar al país y aprobar el reconocimiento de las uniones de hecho entre parejas del mismo sexo.

Es interesante notar que talvez aunque algunos grupos indígenas y africanos eran tolerantes con las prácticas homosexuales que los europeos, con el tiempo se volvieron más intolerantes que los “blancos”.

Proceso de urbanización

En el año 2000, la población urbana de América Latina ascendió a 390 millones de habitantes, en tanto que la población rural era de 127 millones, por lo tanto tres de cada cuatro viven en ciudades. Nuestra región es la más urbanizada del mundo en desarrollo.

Los tres países más urbanizados en América Latina se encuentra en el Cono Sur: Argentina, Chile y Uruguay. Los tres cuentan con la legislación más vanguardista en términos de reconocimiento de uniones de parejas del mismo sexo.

Uruguay tiene el índice de población urbana del 91% y se considera el más liberal de América; se han decretado leyes contra la discriminación y a los homosexuales se les permite servir abiertamente en las Fuerzas Armadas; en el 2013 se aprobó la ley de "Matrimonio igualitario". Esto contrasta como su vecino Paraguay, con un índice de solo 53%, cuya constitución expresamente limita el matrimonio y las uniones equivalentes o similares a "hombre / mujer".

En Costa Rica el 77% de la población reside en el área metropolitana alrededor de la capital, en contraste con solo el 23% en Guatemala. En Costa Rica, el gobierno ha dado algunos pasos en contra de la homofobia, por ejemplo las uniones de hecho ya son aceptadas por el seguro de salud; por otro lado, en Guatemala los crímenes de odio motivados por la orientación sexual siguen siendo tolerados por el gobierno a pesar de numerosos informes nacionales e internacionales.

Surgen varias interrogantes: ¿la comunidad LGTB que vive en las ciudades tiene mejores condiciones de vida que la que vive en el área rural?, ¿a qué se debe esta diferencia?, ¿será que el anonimato de la ciudad disminuye la discriminación?



Federalismo


Algunos países han optado por una organización federalista en la cual los estados (llamados a veces provincias) pueden tomar decisiones y administrar recursos, en intervención del gobierno nacional. En otros el gobierno nacional juega el papel preponderante, sin descentralización del poder. Además hay países con fórmulas intermedias.

En los países donde ha triunfado en federalismo como Argentina, México y Brasil, ha sido más fácil la aprobación de leyes que favorezcan la legalización de las uniones de personas del mismo sexo.

En contraste, en los países surgidos de rupturas posteriores a la época de Independencia, no se ha podido aprobar legislación al respecto. Por ejemplo, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica que surgieron de la República Federal Centroamericana. También Perú y Bolivia, que en los primeros años de vida independiente formaban un solo país.

Los ejemplos de Argentina y México se pueden contrastar con el caso de Costa Rica.

Argentina es una república federal producto de varios conflictos bélicos de Buenos Aires con las provincias. También fue el primera país de América Latina en aprobar la unión civil, actualmente también existe el matrimonio igualitario.

En el 2002, la Legislatura de Buenos Aires sancionó la Ley de Unión Civil. En el 2003, la Legislatura de la provincia de Río Negro también aprobó una ley de unión civil para parejas del mismo sexo. Además, en el 2009 el Concejo Deliberante de Río Cuarto (Córdoba) aprobó una ordenanza municipal sobre este tema. Estos tres hechos allanaron el camino para la aprobación en el 2010, la modificación de la Ley Civil de Matrimonio, el cual permite el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El Distrito Federal en México, que en 2009 se convirtió en la primera jurisdicción de América Latina en modificar su código civil para reconocer el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Luego de esta decisión, todos los estados han aprobado leyes de unión civil, de matrimonio igualitario o han celebrado bodas debido a “huecos” en la legislación existente.

Por otro lado, Costa Rica surgió debido al fracaso del proyecto federal que nos ligaba a Centroamérica. Además, San José se erigió capital por medio de la Guerra de Ochomogo y la de la Liga.

Costa Rica es una república muy centralizada, en la cual los gobiernos provinciales son inexistentes. Esto podría, al menos en parte, entender la falta de la una legislación sobre las uniones entre personas del mismo sexo.

El federalismo, al contrario del centralismo, reconoce la diversidad de componentes dentro del estado nacional, por lo podría ayudar al reconocimiento de la diversidad sexual. Además, por lo general, las capitales son más liberales que las provincias, por lo que es más fácil cambiar la legislación estatal que la nacional.



Publicado en Gente10, Volumen XIII, Número 126 (2016)

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