sábado, 6 de febrero de 2016

El suicidio es la tercera causa de muertes en jóvenes costarricenses

Cuando gana la desesperanza

El suicidio es la tercera causa de muertes en jóvenes costarricenses


En Costa Rica, el suicidio es un fenómeno que afecta más a los jóvenes que otros grupos de edad. Por ejemplo en el 2009, el 29, 9% de las personas suicidadas tenían entre 20 y 29 años de edad. Entre 1991 y 1994, la edad promedio de las personas fallecidas por suicidio fue de 38 años.

Entre 1980-1994, la mayor tasa promedio anual de suicidios se concentró en cantones rurales. Los cinco primeros en orden descendente fueron: Dota (13,4), Tarrazú, (12,1), León Cortés (10,9), Alvarado (10,1) y Pococí (9,5).

Por ejemplo, la tasa de suicidios en hombres en el 2009 fue de 13,8 en hombres y 2,4 en mujeres. En otras palabras, los hombres realizan esta conducta cuatro veces más que las mujeres, pero las mujeres ejecutan más intentos de suicido, sin lograr su cometido.

En relación con lo anterior, el doctor Mauricio Campos, del Hospital Psiquiátrico, señala que las mujeres utilizan con mayor frecuencia el método de intoxicación con pastillas, por lo cual muchas son rescatadas de la muerte. En contraste, los hombres acuden a métodos como el ahorcamiento y la ingesta de veneno o agroquímicos, por lo cual, generalmente acaban con sus propias vidas.

Lo anterior concuerda con los datos de otros países que indican el uso de los métodos violentos en los hombres (como las armas de fuego y el ahorcamiento) y métodos más pasivos y menos violentos en las mujeres (como la sobredosis de medicamentos).

En términos generales, existe una relación entre masculinidad y violencia. Los hombres predominan sobre las mujeres como autores y víctimas de homicidios, por lo general son los victimarios en la violencia familiar.

Por otro lado, la mayoría de quienes se quitan la vida en Costa Rica eran personas con alguna actividad económica, principalmente en labores agrícolas y comerciales. En contraposición con un bajo porcentaje corresponde a personas desempleadas, indigentes o privados de libertad.
En Costa Rica, el suicidio se comete en cualquier mes del año y día de la semana: no existe un patrón al respecto.

En resumen, las posibilidades de suicidarse aumentan si se trata de un hombre de entre 20 y 29 años, con alguna ocupación y que viva en una zona rural, como “Los Santos”, sin importar la fecha que se comete.

Causas de la autoeliminación


No existen estadísticas fiables sobre las causas de esta problemática, aunque los especialistas argumentan que es un fenómeno multifactorial. Tampoco hay datos confiables sobre intentos de suicidio, ni mucho menos sobre las veces que “pasa por la cabeza” el autoeliminarse.

Organización Mundial de la Salud (OMS) enumera varios factores de riesgo para la conducta suicida: el abuso del alcohol y otras drogas, los antecedentes de abusos físicos o sexuales en la infancia, el aislamiento social, los problemas psiquiátricos (como depresión, otros trastornos del estado de ánimo y la esquizofrenia) y un sentimiento generalizado de desesperanza.

Las estadísticas internacionales indican que un tercio de las muertes por suicidio está relacionado con el consumo de alcohol. En el caso costarricense, un estudio en el año 1996 determinó que hay una clara asociación entre la muerte por suicidio y el consumo de bebidas alcohólicas; se registran concentraciones de alcohol en sangre de 120 mg. o superiores en dos terceras partes de los suicidas.

La OMS también incluye como elementos de riesgo a las enfermedades de base somática (sobre todo las dolorosas o discapacitantes), el acceso a los medios para auto-eliminarse (en el caso de Costa Rica, es relevante el acceso a los agroquímicos en las zonas rurales).

Asimismo hay factores sociales como que aumentan el riesgo de optar por la autoeliminación como la pobreza, la pérdida de personas queridas, las discusiones con la familia o los amigos, la ruptura de las relaciones, los problemas legales o laborales y el desempleo.

En el caso de Costa Rica, el psicólogo Mario Sáenz Rojas enlista los siguientes factores: las expectativas de alto estatus, escasas oportunidades laborales y de ingresos satisfactorios, el acelerado consumismo, la existencia de ideales de autorrealización sobrevalorados como metas socialmente aceptadas y la inaccesibilidad a mecanismos válidos para alcanzar tales metas.

¿Y la población gay?


En un estudio publicado en 2000 por Francisco Madrigal Ballestero y Daria Suárez Rehaag sobre el tema del suicidio en el homosexual se determinó que casi la mitad conoció a alguien que ha intentado suicidarse, de los cuales 29% logró dicho propósito.

Las razones más frecuentemente citadas para este acto fueron: contagio del sida, infidelidad de la pareja y miedo al rechazo familiar o social. De igual modo, casi la mitad ha tenido este tipo de pensamientos, y los asocian como una solución a sus conflictos.

El citado informe concluye que la violencia social producto de la homofobia es uno de los factores determinantes para decidir cometer el suicidio. El término “homofobia”, que se puede definir como el odio en contra de homosexual y resume todas las formas activas y pasivas de violencia contra este grupo social.

Pero esta violencia no es solo de los otros contra el homosexual, sino que también el homosexual la ejecuta contra sí mismo, la cual se denomina homofobia interiorizada, la cual puede expresarse en deseos, intentos y hasta la consecución del suicidio.

La homofobia interiorizada está formada por dos aspectos: las creencias  y las actitudes. Las creencias son todas aquellas ideas que la persona escucha y da por ciertas sobre la homosexualidad: que es una patología, que es una desviación… Las actitudes son reacciones emocionales depositadas, generalmente, en el subconsciente, que valorizan  las cosas, personas y eventos en buenas o malas.

Hay que cuestionarse los datos sobre suicido en Costa Rica para establecer si esconden procesos de homofobia social o interiorizada.

Por ejemplo, ¿por qué los suicidios suceden en zonas rurales “tradicionales” como “Los Santos” dedicada al cultivo del café?, ¿será que estas pequeñas comunidades campesinas son más homofóbicas que el resto del país?

¿Será que las rupturas amorosas son más difíciles de llevar para el homosexual, ya que no cuenta con el apoyo de su familia cercana como ocurre con los heterosexuales?

¿El abuso del alcohol y el consumo de otras drogas “más fuertes” ligadas a la conducta suicida serán más comunes en los homosexuales que en los “heteros”? ¿Será que el deseo de evasión es más fuerte en los gay debido a la homofobia prevaleciente?

¿El aislamiento social será más común e intensa en los gay que en los “heteros” producto de la homofobia social y la interiorizada?

Mientras nos cuestionamos sobre estas preguntas, muchos jóvenes gays –algunos incluso vecinos, conocidos o hasta amigos- tienen pensamientos suicidas, están realizando intentos o incluso lo están logrando, debido a que la desesperanza ha ganado la lucha contra la vida.



Publicado en Gente10, Volumen XIII, Número 125 (2016)


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